11 de març 2011

LA FAMILIA COLEMAN A OJOS DE ANA

Foto: Imágenes Google


El otro día aprendí que, en el teatro, las butacas 1-3 y 2-4 de las filas quinta, sexta y séptima de platea son las que cuentan con una mejor perspectiva del escenario y que por ese motivo reciben el nombre de “ojo de príncipe”. Es lo que tiene ser amigo de Ana, uno de los pilares en la gestión del teatro Bretón de Los Herreros de Logroño, además de madre abnegada, esposa cómplice y fecundo torrente verbal. Recién llegada de su tierra junto a sus gemelos y a su alto y desgarbado marido catalán, a fin de visitar a su suegra, el pasado sábado hizo una parada en el teatro Borràs. No quiso perderse La omisión de la familia Coleman, la obra de la compañía argentina Timbre4 que dirige magistralmente el joven dramaturgo porteño Claudio Tolcachir, alguno de cuyos trabajos anteriores Ana ya había tenido ocasión de disfrutar como profesional en la capital de La Rioja.
Así que, no estando yo en situación de desaprovechar una oportunidad como la que se me brindaba, decidí entrevistar a mi amiga. Cometí el error de no acotar mi primera pregunta, pero luego me di cuenta de que no hay mal que por bien no venga y que, además de ofrecer una recomendación de primera a los lectores de este blog, en un pis pas podía resolver el escrito de hoy. Y así ha sido. Ahí van las palabras de Ana. 
«La omisión de la familia Coleman viene a ser como observar por la mirilla un retazo, un paréntesis de vida. Se trata de una realidad familiar que, dentro de una absurda cotidianeidad, es llevada al extremo y narrada con un humor muy ácido. Participan ocho actores, con el aliño de una manera de interpretar tan natural que, en el consuetudinario juego de creerse lo que ve, al público no le supone ningún esfuerzo el acuerdo teatral. Lo más sorprendente es ese trabajo actoral de improvisación en el que se le da mucho valor a cosas aparentemente recogidas del basurero. No tiene nada que ver con cómo se interpreta en España. Creo que ahí reside la fuerza de esta compañía. Luego está ese acento argentino arrollador y envolvente... Por no hablar de unas estructuras dramáticas primorosamente construidas; a lo largo de la función los cambios se llevan a cabo a vista del público, de manera que los oscuros brillan por su ausencia. En cuanto a la omisión del título, en realidad son tantas omisiones como personajes intervienen, pues, dentro de los espacios compartidos existen también espacios personales, cada vez más difíciles de conciliar a medida que va avanzando la obra». En definitiva, que vale mucho la pena. 

1 comentari:

  1. La disfruté mucho, aunque no estaba en las butacas adecuadas...

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