17 de maig 2011

UNA PATERA PARA DIRIGENTES DESHONESTOS

Es mucha la información que se agolpa en mi cabeza y muy poco el espacio que tengo para decir lo que pienso sobre el caso Dominique Strauss-Kahn, pero no quiero alargarlo más. Así que haré lo posible por ir al grano.
Todo parte de una foto de la niña aterida de frío que llegó el pasado fin de semana en patera a la costa granadina de Motril. La miré a los ojos en la edición digital de El País y no me la puedo quitar de la cabeza. Mientras ella se jugaba el pellejo en el mar junto a otros sesenta y cinco inmigrantes subsaharianos, el actual director del Fondo Monetario Internacional –espero que por poco tiempo– se lanzaba como un toro encelado sobre una camarera con raíces africanas en su suite de 3.000€ de un lujoso hotel de Nueva York. Dignidad y desdoro en una misma moneda: la de la globalización. Una globalización que, como dijo en su día Joseph Stiglitz, crea malestar no por sí misma sino por cómo ha sido gestionada desde las instituciones económicas internacionales, con el FMI y el Banco Mundial a la cabeza, que son las que han contribuido a establecer las reglas del juego. El reto, pues, consiste en cambiar las mentalidades de los dirigentes para que sus políticas fomenten un crecimiento sostenible, igualitario y democrático. Por supuesto, los países en vías de desarrollo han de asumir la responsabilidad de su propio bienestar y ajustar sus presupuestos para poder vivir con sus propios recursos, por muy escasos que sean, así como eliminar las barreras proteccionistas que sólo dan beneficios a unos pocos y que obligan a los consumidores a pagar un precio muy alto. ¿Pero cómo hacerlo con dirigentes de la catadura moral del presunto violador Strauss-Khan, de Rodrigo Rato –el otrora injustamente aclamado rey del tocho que, en España, nos ha conducido a donde estamos– o de aquel inefable Paul Wolfowitz de los calcetines agujereados? El mundo al revés. Son ellos los que deberían dirigirse en patera a purgar sus pecados a un destino bien apartado de la mano de Dios –por qué no a la isla del paralelo 37 donde Julio Verne desterró al pirata Ben Joyce–. Mientras tanto, lejos de coger el toro por los cuernos, los medios de comunicación europeos se obstinan en resaltar únicamente el trágico futuro político que le espera a Strauss-Khan de confirmarse su delito. Y de la ultrajada camarera negra, qué. No quiero ni imaginar en qué habría quedado todo si en vez de en Estados Unidos los hechos hubieran ocurrido en la civilizada Europa. 

1 comentari:

  1. Añadir un dato sobre Paul Wolfowitz; escribió un libro sobre la necessidad de un nuevo Pearl Harbor para la buena dirección de la pátria de Michael Jordan dos años antes del 11 S.
    Solo para dar más madera al fuego fatuo del conspiracionismo de salón.

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