5 de maig 2011

UN "BUG" EN LA RAE

Foto: Imágenes Google

En el B.U.P. de los de mi generación, el nombre de Fernando Lázaro Carreter a menudo suscitaba la controversia. Nadie sabía quién era, y mucho menos qué aspecto tenía, pero aparecía como coautor del libro de lengua y literatura que utilizamos durante los cursos de primero y segundo. De manera que mientras quienes teníamos un cierto interés por las letras enseguida pasamos a considerarlo nuestro lázaro, a quienes las ciencias les iban de rechupete lo veían más como un molesto carretero que, fumando o no, debía alejarse cuanto antes de su horizonte estudiantil. El caso es que, durante años, yo también acabé perdiendo aquel nombre de vista, y no fue hasta que en 1992 saltó la noticia de su designación como director de la Real Academia Española de la lengua que, relacionándolo con mi antiguo libro de texto, me di cuenta de su verdadera importancia y por fin le puse cara. Algo más adelante me clavó sus dardos de El País tan adentro que hice mía su lucha y, machete en mano, arremetí contra cuantos en base a, a nivel de, de cara a o en olor de multitudes –por citar algunas de sus más odiadas expresiones– me salían al paso.
Creo que fue él quien dijo que “el extranjerismo no es nunca un invasor: acude porque se le llama”. Pues bien, el otro día supe por mis jóvenes compañeros de trabajo qué es un bug. Se trata de un error de programación que se da en algunos procesos de creación informáticos y que, en el caso de los videojuegos, por lo visto ha fastidiado más de uno –o al menos eso es lo que dicen mis compañeros–. 
Hace unos meses, un bloguero llamado Makgufis 16, autor del blog Un arácnido, una camiseta, algo así como el repelente niño Vicente –lo digo con una mezcla de admiración y la más pura de las envidias–, realizó una consulta a la RAE en la que planteaba cómo se escribía el imperativo de salirle –¡qué mala leche!–. Esta fue la respuesta de los expertos:
«En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:
‘La interpretación forzosa como dígrafo de la secuencia gráfica ll en español hace imposible representar por escrito la palabra resultante de añadir el pronombre átono le a la forma verbal sal (imperativo no voseante de segunda persona de singular del verbo salir), oralmente posible si, por ejemplo, ordenáramos a alguien salir al paso o al encuentro de otra persona aludida con el pronombre le: [sál.le al páso], [sál.le al enkuéntro]. Puesto que los pronombres átonos pospuestos al verbo han de escribirse soldados a este, sal + le daría por escrito salle, cuya lectura sería forzosamente [sá.lle], y no [sal.le]’».
Como dice Makgufis 16, hemos topado, por tanto, con el que quizá sea el único bug de la ortografía española. Una palabra que existe gramaticalmente y se puede pronunciar, pero que sin embargo no se puede escribir. Me habría gustado saber qué hubiera dicho al respecto Lázaro Carreter.

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