25 de set. 2011

GEOGRAFÍA DE OTROS TIEMPOS

Foto: Imágenes Google

Desde que en la sobremesa de la comida posterior al último club de lectura de NegrayCriminal Enrique pronunciara aquellas dos palabras mágicas, “Alto Volta”, no he parado de consultar mi atlas universal Aguilar del año 1958. (Que nadie se lleve a engaño: claro que tengo atlas más actualizados –no sé si cinco–, pero a mí me interesaba precisamente ése.) Lo escogí porque de entre todos los que hay por casa es el único que, además de geográfico, ha alcanzado ya la categoría de histórico. Los atlas son como los vinos: envejecen bien hasta que un buen día dicen basta. De repente acaban perdiendo su funcionalidad y se avinagran en la melancolía de lo que fueron. Mi Aguilar está a un paso de ese estadio.
El caso es que aquel “Alto Volta” que Enrique empleó para sazonar una broma tuvo en mí un ineludible efecto de regresión al pasado. De golpe y porrazo me vi en el colegio nacional Felipe II, en la clase de ciencias sociales de segundo de educación general básica que impartía Bouzas, el profesor que nos tocó en suerte ese año, un despojo del franquismo que en plena década de los setenta vivía como en la de los cincuenta, esto es, con una ducha semanal, la imprescindible loción de afeitar Varón Dandy y una única muda por estación, milagrosa como la sotana del licenciado Cabra del Buscón de Quevedo, pues no se sabía de qué color era. Puedo asegurar que, desde aquel lejano contexto infantil, hasta la semana pasada no había vuelto a oír jamás ese magnético “Alto Volta”. Como tampoco han vuelto a salir de labios de nadie las exóticas Bechuana, Basutoland o la federación de Rodesia y Nyassa que tantos quebraderos de cabeza me ocasionaron en su día.
El pasado mes de julio viví una situación parecida en la casa ampurdanesa de veraneo de mi amigo Gabi. Su padre había fallecido a principios de año y, en consonancia con los variados e insólitos temas de su interés, atesoraba la más extravagante biblioteca que yo haya tenido ocasión de contemplar. Gabi quería desprenderse de algunos de los volúmenes que con el paso de los años, además de adueñarse de toda la casa, habían ido perdiendo lustre. Agradecí encarecidamente que tuviera la cortesía de aguardar a que yo acudiera a pasar el fin de semana. Indulté unos cuantos, pero quizás el que más me sedujo fue un cuadernillo con todas las plazas y provincias españolas en África. Qué placer volver a traer a mi acervo nombres como Ifni, Chafarinas, Alhucemas, Vélez de la Gomera, Fernando Poo, Muni, Corisco o Elobey Chico y Grande.

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Por cierto que el “Alto Volta” hacía alusión al territorio africano formado alrededor del tramo más elevado del río de igual nombre, ese mismo que actualmente circula por los países de Burkina Faso, Malí, Costa de Marfil y Guinea Ecuatorial.

1 comentari:

  1. Mi avanzado estado de "Alpiste", parte de Alzheimer y parte de despiste crearon un bucle mental en el que queriendo referirme a Burkina Faso me salió Alto Volta, por lo menos son espacios aproximados, algo es algo.
    Si el error sirvió para inspirar una crónica bien venido sea, intentaré equivocarme con más frecuencia, no te preocupes me resulta bastante sencillo.
    Lo que sería imperdonable es que no aclare que la referencia salió a cuento de mencionar un magnífico libro de Antonio Lozano: El caso Sankara, crónica novelada de cómo intereses creados y servicios de inteligencia franceses eliminaron a este prometedor dirigente africano.
    Enrique

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