25 d’oct. 2011

CONTRA EL LIBRO ELECTRÓNICO (I)

Foto: Imágenes Google
Enrique me lo propuso al comienzo de la primavera: «¿Por qué no escribes un post a favor y otro en contra del libro electrónico? Míralo desde el lado práctico; aparte de dar tu opinión sobre el asunto, te permitirá cubrir dos días de blog sin tener que estrujarte los sesos buscando otro tema». Habría entrado al trapo como un miura si no tuviera la biblioteca que tengo. Era situarme frente a ella y asaltarme los remordimientos. «¿Cómo voy a dar yo ni aunque sea un solo argumento favorable al libro electrónico? ¡Qué narices! No pienso hacerles la cama a mis libros de papel. Son demasiados años conviviendo con ellos y disfrutándolos», me dije. Así que he venido posponiendo la propuesta hasta el día de hoy. De manera que, como ya habréis deducido por el título, sólo va a haber un post sobre este asunto. No viene de un día estrujándome los sesos buscando tema.  
Pero tampoco quiero jugar sucio. Por eso obviaré la crítica de los perjuicios que el libro electrónico puede llegar a ocasionar a los escritores gracias al ahorro que les supondrá a los lectores. O al menos, eso dicen. Así que voy a enjuiciarlo únicamente desde el acto de la lectura.
De entrada, me molesta que tenga un peso físico único e insignificante sea cual sea el libro elegido. Uno ha de saber lo que tiene entre manos. Y, ciertamente, el peso de un libro dice mucho acerca de él. Por ese lado, considero que el libro electrónico falta gravemente al respeto al lector. Igual que con la uniformidad de la composición de la página y los tipos de letra. No veo por qué las páginas de todos los libros han de seguir un mismo patrón. Como tampoco quiero que me quiten el placer de cabrearme con el editor si aborrezco la letra elegida. Sin ir más lejos, me suele ocurrir con la de los libros de la editorial Anagrama. La detesto. Ello me lleva a una mayor satisfacción cuando acabo uno que me ha gustado. No digamos si encima me ha entusiasmado, como también pasa a menudo con los libros de dicha editorial. ¿De dónde surge esa obsesión por que todo sea tan aséptico, neutro y hermético? El libro electrónico parece más una creación surgida de un régimen totalitario que un invento capitalista lleno de colorido.
(Continuará... )
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Ni tú ni yo, Enrique. La pasión me ha podido y, finalmente, habrá dos posts, pero en contra del libro electrónico. Sé que no te vas a molestar porque, al fin y al cabo, tú también eres de los míos.

2 comentaris:

  1. A mi sólo se me ocurre un atenuante al sectarismo y es que sea en defensa de una buena causa, así que quedas libre de toda culpa.
    Enrique

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  2. Estoy contigo, y eso que por la noche en mi cama, qué es cuando el placer de leer se hace máximo, los libros pesan, pero el libro es para el que se lo trabaje., No creo que sea sustituible y si lo es, peor para los auténticos lectores.
    María Albert

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